Torres de telegrafía óptica

 Pasando por la autovía A-4 dirección Madrid y muy cerca de Córdoba, puede divisarse sobre una loma una construcción un tanto singular. Una torre de planta cuadrangular que a simple vista puede parecer los restos de un castillo o algo parecido.

Ya que he pasado muchas veces por allí e intrigado por qué pudiera ser exactamente, decido acercarme al sitio.

Se trata de una torre de telegrafía óptica. Estas torres se encuentran diseminadas por varias provincias españolas y la gran mayoría en estado ruinoso.




Fotografía de larga exposición



Constituía un medio de comunicación entre regiones y aunque lento, si resultaba efectivo.

El primer telégrafo óptico fué construido en Francia a finales del siglo XVIII. Su funcionamiento y forma de comunicarse era meramente visual, utilizando un ingenioso sistema de paneles a modo de espejos en el que una torre transmitía un mensaje a otra torre receptora situada a varios kilómetros de distancia, estando en una visual directa.




Funcionamiento de una torre óptica



Estas líneas de comunicación se extendian de norte a sur del país, por lo cual un mensaje transmitido desde Madrid podía llegar hasta Cadiz de esta forma.

Logicamente las condiciones atmosféricas tenian que ser óptimas. 

Dichas torres también servian como fortificaciones y los operarios hacían vida allí dentro.

La telegrafía óptica era la antesala de lo que después se convirtió en la telegrafía eléctrica, con las enormes ventajas que ésta suponía.

 

 

 

Sistema de comunicación con código propio

 

 

 

Estas torres no tenían puerta de entrada para que a los intrusos se les dificultara más el acceso a ellas. Los operarios accedían a ellas por medio de escaleras de mano que una vez dentro retiraban.

Estas torres se construyeron en España a mediados del siglo XIX, la primera en 1844, lo que demuestra el retraso con Francia o Inglaterra, en el que en estos países ya se estaba usando el telégrafo eléctrico.

Su construcción era similar entre ellas (piedra con argamasa) y poco después quedaron en desuso con la llegada del telégrafo eléctrico.

 

 

 

El acceso se realizaba trepando por una escalera y retirándola después

 

 

Hoy están declaradas Bien de Interés Cultural desde noviembre de 2012. 

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