Con la llegada del terrorífico calor y como una inspiración que me viene a la mente, decido salir a la hora del crepúsculo y con cámara en mano, inmortalizar algunos parajes nocturnos de Sierra Morena.
Me dirijo al pantano de Guadanuño, un lugar tranquilo y nada concurrido a esta hora. Sólo me acompaña una familia de ocas que estando en la orilla, se echan a navegar en cuanto me ven.
Buen lugar como comienzo, pero la ruta ya está planeada y ahora me dirijo a una antigua estación de tren muchos años ya abandonada.
Hay luna llena, con lo cual la visibilidad es aceptable. Me propongo a realizar experimentos lumínicos.
No me convence. Decido continuar la ruta, no sin antes capturar la central térmica de Puente Nuevo con la luna llena de fondo.
Nada que ver lo que capta la vista con lo que capta la cámara. Sólo se traduce en una esfera de luz blanca. Prosigo la caminata. A pocos kilómetros de allí una ermita en lo alto de un cerro rematada con una cruz y una virgen. Buenos sujetos para una fotografía nocturna y al fondo la milenaria ciudad de Córdoba.
De camino a dicho lugar me desvío para fotografiar una curiosa formación natural rocosa de cuarzo con un gran agujero en medio, La Piedra Horadada.
Y la subida al mencionado cerro.
Una cruz blanca de obra incrustada en la roca corona la subida. Quien entienda un poco de astronomía podrá reconocer en el fondo estrellado la constelación de Escorpio y su estrella principal Antares, una estrella supergigante roja a 550 años-luz de la Tierra.
Última captura de la noche. Creo que el paseo ha merecido la pena. Ahora, al deshacer lo andado, la marcha es un poco más ligera.
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